martes, 24 de febrero de 2009

La gran marcha, de E.L. Doctorow


Es verdad que a veces los libros te encuentran a ti y no al revés, y éste es el mejor ejemplo. Hace dos años leí una reseña muy interesante sobre este libro en el El País y me picó la curiosidad por leerlo, pero después lo dejé estar. En los últimos tiempos, revisando recortes de periódico volví a encontrar la reseña y esta vez sí intenté localizarlo en la FNAC, sin éxito. Pues hace cosa de tres semanas, hurgando en las estanterías de la FNAC en busca de otro libro, me topo delante de mis narices con éste, que parecía estar esperándome. Por supuesto no había otro ejemplar y lo cogí enseguida. Y ya lo he leído.
E.L. Doctorow es un escritor norteamericano nacido en 1931 muy reconocido por la calidad de sus obras en EEUU y por los premios literarios cosechados, aunque tengo que reconocer que yo no lo conocía, no es que sea precisamente un escritor de best-sellers, aunque ya sabemos que escribir best-sellers no es sinónimo de calidad siempre. Doctorow ha publicado otras novelas como Ragtime, La feria del mundo o La Ciudad de Dios.
La gran marcha es su décima novela, publicada en 2005 con el título de "The March", se enmarca en la Guerra de Secesión americana, concretamente en el último año de guerra, en 1864, y cuenta la travesía del Ejército de la Unión al mando del general Sherman por territorio confederado (Georgia, las Carolinas, etc.), a la vez que miles de negros liberados de las plantaciones se van uniendo a esa gran masa humana que es el ejército y que arrasa con todo a su paso.
Para que el que guste de acciones bélicas, las hay sin duda en esta novela, aunque no es precisamente una novela histórica de guerra, aunque se esté contanto la Guerra de Secesión. Es más que una novela histórica bélica, puesto que los verdaderos protagonistas de la historia son aquellos que son engullidos por el avance del ejército unionista: las mujeres blancas sureñas que han perdido a sus maridos; los negros pobres que siguen al ejército por seguridad y porque tampoco tienen a donde ir; los dos soldados rebeldes que pasan de un bando a otro continuamente; el médido Wrede Sartorius que intenta implantar nuevos métodos para curar las heridas de guerra y que es un incomprendido por sus colegas; la "blanca" Pearl, hija del señor latifundista y una esclava, que al final se convierte en la verdadera protagonista porque representa la lucha por sobrevivir después de haber alcanzado la libertad. Porque los negros son liberados pero se encuentran totalmente desorientados, no comprenden lo que supone la libertad y siguen al ejército de manera obediente. Lógicamente para el general Sherman esto supone un problema, porque no sólo debe dirigir un ejército de 60 mil hombres sino que a lo largo del camino se le unirán miles de negros que quieren ropa, comida, etc.
Doctorow describe de manera magistral la moral de los soldados en los dos ejércitos, la organización y disciplina en el ejército de la Unión, los problemas del ejército confederado, el saqueo e incendio de las ciudades sureñas, los desmanes de los soldados con la población civil, etc. El escritor te transporta perfectamente a aquella época y eso es algo que se exige en toda novela histórica. Además lo hace con un lenguaje sencillo, ameno, con descripciones justas, con un ritmo a veces lento (como el avance del ejército), a veces rápido (cuando describe las escaramuzas o las batallas), con una profundización en el carácter de los personajes que te permite conocerlos más a fondo e incluso identificarte con ellos. Esto último no es tan fácil de conseguir, he leído novelas donde los personajes son apenas definidos más allá de sus rasgos físicos y eso te deja una sensación de frialdad.
Me alegro de haber hecho esta incursión en este escritor, he comprobado que a veces las intuiciones funcionan. Muy recomendable.
Para el que quiera leer también una buena reseña sobre este libro, recomiendo www.hislibris.com, una página dedicada a la novela histórica.

miércoles, 4 de febrero de 2009

En busca del fuego, de J.H. Rosny

En busca del fuego es el título en castellano de la novela francesa La guerre de feu, una novela ambientada en la prehistoria escrita por el francés J.H. Rosny en 1909, que ya conoció en su época un gran éxito y que puede considerarse la primera del género de la novela prehistórica. Se hizo famosa a raíz de su adaptación para el cine por Jean-Jacques Annaud en 1983, aunque la película no es del todo fiel al libro.
El argumento es sencillo: la tribu de los Ulhamr pierde el fuego y puesto que es vital para su supervivencia, dos expediciones salen en su busca. La historia se centra en una de ellas, la que protagonizan tres hombres, Naoh, Nam y Gau, que vivirán en su periplo innumerables peligros (un enfrentamiento con el oso cavernario, los Devoradores de Hombres, los Enanos Rojos, el león-tigre, etc.) con tal de lograr tan preciado elemento. Además, el viaje proporciona algo muy valioso a los protagonistas, y es la experiencia en sí, el descubrimiento de valiosos conocimientos que después se transmitirán de generación en generación, porque los viajes se cuentan alrededor del fuego en las largas noches de invierno.
Todo lo que había leído de novela prehistórica son las apasionantes 5 novelas de la saga Los Hijos de la Tierra, de Jean M. Auel, que comienza con un libro que leí en primero de carrera y que luego he vuelto a leer: El Clan del Oso Cavernario, un libro imprescindible en mi lista de preferidos que me emocionó mucho. Si has leído a Auel sabrás que sus descripciones del paisaje, vegetación y fauna son exhaustivas, y me quedo corto. ¿Pero cómo entender la interrelación del hombre con la naturaleza sin comprender cómo es ésta?
Rosny también hace uso de descripciones muy detalladas, pero con el valor añadido de hacerlo en 1909, cuando el conocimiento de la Prehistoria no era tan completo como ahora. La novela parece empezar dubitativa, como si costara "ambientarse" en ella, pero cuando avanza la historia, sufres con las aventuras de los protagonistas, comprendes sus anhelos por conseguir el fuego y esperas que lo consigan y que además vuelvan los tres sanos y salvos a casa. Porque una novela en la que el hilo argumental se basa en un viaje siempre tiene esa emoción de conseguir un objetivo y de volver a casa (véase la Odisea).
El fuego es ese objetivo y tiene un valor incalculable para los pueblos primitivos, da vida, calor, luz, pero sobre todo protege al hombre de aquellas criaturas con las que tiene que enfrentarse para sobrevivir. El hombre aquí está en desventaja, compite por su supervivencia pero sale airoso porque tiene inteligencia, relaciona las causas con los efectos y aunque no comprende los fenómenos de la naturaleza, como el origen del fuego, acaba aprendiendo que el fuego se puede dominar, se puede crear, y este conocimiento marca la diferencia definitiva entre el hombre y los seres vivos que le rodean.
Me ha gustado mucho la novela y creo que, aunque evidentemente no pueda compararse a los novelas de Auel, y aunque el vocabulario de la novela llega a ser muy barroquizante en muchos momentos para nuestro gusto actual, es un relato que no puedes perderte. En la valentía del guerrero Naóh vemos el esfuerzo del hombre por comprender la naturaleza y por dominarla poco a poco.

El perro de Terracota, de Andrea Camilleri

Animado por el buen sabor de boca que me dejó la primera entrega del comisario Montalbano, decidí leer el segundo volumen de la saga, El perro de terracota. Tengo que decir que Camilleri vuelve a engancharme desde la primera página a través de diversas tramas que se van entrelazando a lo largo de la novela (un robo absurdo en un supermercado, un asesinato cometido durante la Segunda Guerra Mudial). Armado como siempre de su natural perspicacia para los casos complejos Montalbano va tirando poco a poco del hilo hasta que nos lleva a un final sorprendente. Porque los casos en los que trabaja el comisario tienen una presentación, un nudo y un desenlace, se resuelve la trama como si de Agatha Christie se tratara pero sin reunir a los sospechosos en una sala, vamos. Algunos personajes que rodean a Montalbano comienzan a tener más presencia de la que tenían en la primera novela, como su novia Livia o los miembros de la comisaría de Vigata, y por supuesto siempre está la mafia (cuya presencia testimonial aunque con trágicas consecuencias sirve para encaminar la historia por donde a Camilleri le interesa).
Montalbano cae bien porque es un comisario tranquilo que pocas veces recurre a su pistola o a sus puños (no es un Philip Marlowe), salvo cuando es necesario, vive la vida de forma pausada, come bien, duerme eso sí poco y piensa mucho, un detective en el que se puede confiar.
Espero que los libros siguientes de la saga sigan siendo tan interesantes como los dos primeros.